Marzo 2024 No 4 | Revista Mi bebé y yo en México

LAS VACUNAS RECOMENDADAS EN EL EMBARAZO

¿Es seguro vacunarte si estás esperando un bebé? ¿Qué vacunas están recomendadas y cuáles, en cambio, se deben evitar en el embarazo? El experto resuelve todas tus dudas sobre este tema.

Hay preguntas que se repiten con frecuencia en la consulta, miradas que denotan duda o temor, búsquedas en Google, conversaciones entre amigas… Estoy embarazada y me aconsejan vacunarme. ¿Qué debo hacer? ¿Es seguro para mí y para mi futuro bebé? Es totalmente normal que dudes sobre este tema. Buscas lo mejor para tu embarazo, y sabemos que las decisiones que se toman en estos meses van a influir positivamente en el futuro de tu familia.

¿Qué son las vacunas y cómo actúan?

Las vacunas son una forma sencilla, inocua y eficaz de proteger el organismo contra enfermedades infecciosas antes de entrar en contacto con ellas. Las vacunas activan nuestras defensas naturales para que aprendan a resistir a infecciones específicas, fortaleciendo, así, nuestro sistema inmunitario.
Las vacunas autorizadas son seguras, se someten a pruebas rigurosas a lo largo de las distintas fases de los ensayos clínicos, y siguen siendo evaluadas tras su comercialización. Es mucho más probable padecer lesiones graves por una enfermedad prevenible mediante vacunación que por su vacuna.
Las vacunas pueden producir efectos secundarios leves y transitorios, como dolor en el brazo o febrícula. Aunque no se pueden descartar efectos secundarios graves, estos son sumamente raros.

¿Cuáles se recomiendan?

Ahora bien, solo unas pocas vacunas están indicadas durante el embarazo. ¿De qué vacunas estamos hablando? Concretamente, de tres:

Vacuna contra la influenza: en temporada gripal, se puede poner en cualquier semana de la gestación.
Vacuna contra la tosferina (Tdpa): se administra entre las semanas 27 y 36 de embarazo.
Vacuna contra el Covid-19: se aconseja la vacunación en el embarazo siempre que sean vacunas ARNm.

¿Qué vacunas están indicadas sólo en casos especiales?

Existen otras vacunas que se administran sólo en condiciones especiales, debido a un alto riesgo de exposición o en caso de susceptibilidad materna . Estas vacunas son las siguientes:

Vacuna contra la hepatitis B.
Vacuna contra el meningococo.
Vacuna contra el neumococo.
Vacuna contra la poliomelitis (inactivada).
Vacuna contra el tétanos y la difteria.
En caso de viajes al extranjero, consulta las vacunas recomendadas en función del destino.

¿Cuáles están contraindicadas?

No podemos olvidar que hay vacunas no recomendadas o contraindicadas durante el embarazo:

Vacuna contra el VPH: protege frente al virus del papiloma humano y no se recomienda si estás esperando un bebé.
Vacunas vivas atenuadas, como la de la amarilla, la fiebre tifoidea oral, la gripe intranasal, la triple vírica (sarampión, rubéola y parotiditis) y la varicela-zóster. Todas estas vacunas no deben administrarse en el embarazo.

No olvides que la vacunación durante el embarazo debe ser indicadas por tu médico tratante. Él es el profesional que conoce los programas de salud y las recomendaciones de las autoridades sanitarias en cada momento. Ante cualquier duda, consulta con él o ella.

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LOS JUEGOS A LA HORA DEL BAÑO, ¡DÉJALO DIVERTIRSE!

EL BAÑO DEL BEBÉ ES MÁS QUE UN HÁBITO DE HIGIENE, TAMBIÉN ES UN ESPACIO DE MIMOS, RELAJACIÓN Y, POR QUÉ NO, DE JUEGOS. TE SUGERIMOS ALGUNAS ACTIVIDADES QUE HARÁN EL MOMENTO DEL BAÑO MÁS DIVERTIDO.

ANTES DE EMPEZAR…

Asegúrate de tener todo listo y a la mano para que en ningún momento dejes de supervisar a tu pequeño.

La piel de tu hijo es muy delicada y, si va a pasar tiempo en el baño, prefiere productos hechos con ingredientes naturales, que protejan y cuiden su cabello y piel.

¡A JUGAR!

Para los bebés y niños, el juego es una actividad que contribuye a su desarrollo psicofísico, por lo que es muy importante dedicar tiempo a su estimulación. El cuarto de baño puede ser el lugar perfecto para poner en práctica algunos juegos:

No es necesario que compres juguetes para baño, pero si quieres hacerlo, prefiere aquéllos que sean contenedores, como pequeñas cubetas o regaderas. De esta forma tu hijo podrá llenarlos con el agua de la tina y regresarla después. ¡Seguro estará muy entretenido!

Juega con la espuma del shampoo o jabón. Un juego muy sencillo, pero enriquecedor, pues despierta nuevas sensaciones en el cuerpo de tu bebé. Puedes ponerle la espuma en sus manitas para que la sienta o en sus piernas; también puedes hacerle peinados divertidos con el shampoo y que se vean en el espejo.

Chapotear. Enseña a tu pequeño a mover sus manos y pies dentro del agua para que chapotee. Es muy posible que empiece a reírse ante el efecto del agua salpicando.

Silla o asiento para bañera. Puede ser un accesorio con doble función, pues podrás bañar a tu hijo de forma más segura y podrás ponerle en la silla algunos juguetes para que se entretenga mientras lo bañas.

El patito de hule. Si tu hijo tiene esta famosa figura o algún otro juguete que flote, enséñale cómo sumergirlo y ve su reacción cuando el patito salga del agua.

Aprovecha el tiempo del baño para enseñarle algunos hábitos, como lavarse los dientes. Esta simple actividad contribuirá a que no sólo asocie el momento del baño con la higiene, sino también el lavado de dientes.

Recuerda establecer contacto visual con tu bebé todo el tiempo, mimarlo y hablarle con dulzura para que la hora del baño sea un momento placentero y divertido para ambos.

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CÓMO LOGRAR UNA HIGIENE ÓPTIMA DEL HOGAR

Una guía práctica para cuidar la higiene dentro y fuera del hogar, y evitar infecciones y otros problemas.

1. Una cocina libre de bacterias

La cocina es la zona en la que se preparan los alimentos y en la que, algunas veces, damos de comer al pequeño.

Por ello, se debe prestar una especial atención a su limpieza y desinfección en los siguientes puntos críticos: las superficies de apoyo o las tablas donde se cortan alimentos, para evitar que las posibles bacterias patógenas (presentes, por ejemplo, en la carne cruda, la verdura sin lavar o la cáscara de huevo) contaminen los alimentos; el fregadero, que puede albergar más de un millón de bacterias por centímetro cuadrado; el interior de la nevera, especialmente contaminado debido a las bacterias que provienen de los alimentos crudos; y los estropajos y los trapos de cocina, que pueden acumular más carga microbiana que el inodoro. Asimismo, si el niño come sentado en periquera, es importante retirar los restos de comida y limpiar y desinfectar la bandeja después de cada uso, sobre todo si sobre ella se colocan alimentos.

2. Máximo cuidado con el suelo

Las bacterias potencialmente patógenas que proliferan en nuestras casas son las responsables de infecciones gastrointestinales, como la Escherichia coli, la Salmonella y el Campylobacter. Éstas se encuentran en el suelo, y pueden provocar trastornos en los pequeños, que gatean por todas partes, tocan objetos y superficies, y se llevan las manos a la boca.

Para controlar su difusión, se debe limpiar y desinfectar el suelo con frecuencia. Primero, hay que eliminar los restos de comida y otros residuos utilizando, preferiblemente, un aspirador con filtros HEPA. Después, se debe trapear con un limpiador desinfectante que ofrezca una higiene en profundidad, de forma segura y saludable. Un dato curioso: las bacterias sólo necesitan diez segundos para colonizar un alimento que se ha caído al suelo.

3. La limpieza del baño

El baño es el sitio que utilizamos para la higiene diaria de la familia y, además, es el espacio donde se ubica el inodoro y, por lo tanto, es utilizado muy a menudo. Por este motivo, debe desinfectarse en profundidad, eliminando los gérmenes de las superficies y evitando la formación de moho.

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Se debe prestar atención a los rincones preferidos por los gérmenes (grifos, azulejos, tina, etc.), así como al inodoro, que puede contener cal y óxido, y provocar malos olores: los expertos recomiendan su desinfección cada 1-2 días. Ojo con los cepillos de dientes, pues son un foco importante de microbios. El vaso donde se colocan debería desinfectarse una vez a la semana.

4. Comer fuera de casa

En los restaurantes, es suficiente con las altas temperaturas de los lavavajillas para eliminar los gérmenes patógenos que puedan estar presentes en platos y cubiertos. Solo es necesario llevar una vajilla de casa para el pequeño en caso de que prefieras que utilice utensilios de plástico por motivos de seguridad.

Si es necesario utilizar el cambiador público del restaurante, conviene llevar una toalla o un cambiador portátil acolchado para extenderlo sobre la superficie, que, para más seguridad, también se puede limpiar con toallitas desinfectantes. Además, se puede aplicar un gel antiséptico para las manos antes y después de utilizar el baño.

5. Los juguetes del niño

Los juguetes son los compañeros inseparables de los niños. El contacto con ellos es constante, por lo que es necesario mantenerlos siempre limpios para garantizar a los peques un juego seguro.

Los juguetes duros, como los de plástico y de madera, se pueden lavar frotando con un paño humedecido en un producto desinfectante y, a continuación, enjuagar bien, para evitar que queden restos del producto. Si necesitamos una limpieza rápida, también se puede recurrir a las toallitas desinfectantes.
Por lo que respecta a los peluches y los juguetes blandos de tela, la mejor opción es lavarlos en la lavadora con un producto desinfectante adecuado para tejidos.
¿Y con qué frecuencia se deben limpiar y desinfectar? Lo ideal sería hacerlo cada semana, especialmente aquellos juguetes con los que el niño juega todos los días. No obstante, si el pequeño está enfermo o comparte sus juguetes con otros niños, la limpieza y desinfección deberían ser diarias.

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6. En el parque: arena y juegos

En la tierra, suelen anidar esporas que, una vez en contacto con nuestro organismo, se transforman en bacterias potencialmente patógenas. Por esta razón, los niños se deberían acostumbrar a no llevarse las manos a la boca y a lavárselas a menudo, sobre todo, después de haber jugado al aire libre.

Si, en el parque, el pequeño mantiene contacto con otros niños y comparte juguetes con ellos, la exposición a agentes patógenos aumenta. Un arma excelente para prevenir en lo posible las infecciones es enseñarle a lavarse las manos asiduamente y, cuando la edad lo permita, a no llevarse los juguetes a la boca. Mientras tanto, no hay más remedio que lavar o desinfectar los juguetes con frecuencia, sobre todo, cuando se comparten.

7. Los productos más adecuados

Cuando en casa hay un niño que gatea o juega por el suelo, es preciso elegir productos de limpieza que no dejen residuos potencialmente tóxicos.

Existen limpiadores que desinfectan sin utilizar cloro. Estos productos limpian en profundidad, de forma segura, eliminando los microorganismos en cualquier tipo de superficie, incluso las delicadas, teniendo la seguridad de que se pueden usar cerca del bebé porque no contienen esta sustancia.

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EAG

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AMAMANTAR A GEMELOS DE FORMA EXITOSA

Lo ideal es hacerlo al mismo tiempo, pero depende de los ritmos y de las exigencias de los bebés y de la mamá.

Tal y como sucede cuando hay un solo bebé, la producción de leche materna está estrechamente relacionada con la succión del lactante: cuando se da el pecho y succiona, el bebé inicia un proceso reflejo en el organismo materno, que eleva la cantidad de prolactina. Bajo la acción de esta hormona, se produce la subida de la leche y el aumento de la producción en cada toma.

En el caso de los gemelos, precisamente porque los niños son dos, el pecho recibe una estimulación muy enérgica y la prolactina aumenta rápidamente, tanto que, en poco tiempo, la glándula mamaria llega a producir, incluso, dos litros al día . Si se pone a los dos bebés al pecho inmediatamente y siempre que lo pidan, no existe ningún riesgo de que se queden sin comer.

Cuando los lactantes son dos

Debido a la fecundación asistida, en los últimos años, la llegada de dos bebés o más es un fenómeno cada vez más frecuente a nivel mundial. Según los médicos y hospitales, los nacimientos múltiples han aumentado un 70 por ciento en los últimos años.

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Sin embargo, el nacimiento de los niños al mismo tiempo, en un principio, puede duplicar los temores. Sobre todo, en lo que se refiere a la lactancia materna: es normal, por ejemplo, preguntarse si la glándula mamaria está preparada para trabajar el doble. No hay de qué preocuparse: el pecho sabe adaptarse a las necesidades de los niños. Incluso en los casos en que los bebés nacen antes de tiempo (el embarazo gemelar dura una media de 35-37 semanas), la glándula mamaria está preparada para realizar su función.

La hormona de la leche

Entra en función desde el inicio del embarazo. Mientras que el alimento que produce la mamá solamente se genera después del nacimiento del bebé, los alvéolos mamarios se preparan para su función con el tiempo y “aprenden”, desde muy pronto, a sintetizar las proteínas, las grasas y los azúcares (la lactosa) -componentes que forman parte de la leche materna-. La prolactina, sin embargo, aumenta después del nacimiento del bebé y, bajo su acción, se produce la subida de la leche materna.

Qué no hay que hacer

No se debe comparar a los dos niños en caso de que uno tenga más hambre que el otro y succiona con más vigor. Aunque sean idénticos, los gemelos no son dos gotas de agua, ni siquiera en lo que se refiere al apetito.
Hay que evitar la leche de fórmula si notas que tus bebés se han quedado con hambre o que no “engordan” lo suficiente. Si los bebés mojan el pañal, como mínimo, cinco veces al día, significa que están bien alimentados y que no es necesario recurrir a la leche artificial. Esto es así, también, porque, si se les da el biberón, succionarán menos el pecho y la glándula mamaria subestimará las necesidades de los pequeños, reduciendo la producción de leche.

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No hay que renunciar a la lactancia porque los dos bebés son pequeños y crees que la leche materna no es suficiente para ellos. Aunque es cierto que, con frecuencia, uno de los gemelos tiene un peso inferior al otro, el alimento materno es la mejor alternativa para garantizar un crecimiento adecuado.

Qué hay que hacer

Es aconsejable empezar con la lactancia lo antes posible, aunque los pequeños hayan nacido por medio de cesárea.
Lo ideal es dar el pecho a los bebés al mismo tiempo: así, se crea una perfecta simbiosis entre la mamá y los dos niños. Además, de este modo, la mamá no estará pasando por un esfuerzo excesivo. La toma se convierte en un momento de intimidad total y no existe el riesgo de que, mientras la mamá da el pecho a un gemelo, el otro llore, y esto le genere un estado de angustia.
A veces, puede resultar más conveniente ofrecer siempre el mismo pecho a cada bebé. Sin embargo, si se usa más que el otro, se puede alternar con las posiciones, con el fin de evitar que se produzcan oclusiones. Hay que verificar que los bebés tienen toda la areola, y no sólo el pezón, en la boca, y que traguen de forma ruidosa. Esta es la prueba de que están succionando bien.
Una vez en casa, después de salir del hospital, es importante poder contar con el apoyo de un familiar, de la pareja o de una amiga: los dos bebés requieren del doble de cuidados, y la reciente mamá necesita que alguien también ayude a la hora de dar el pecho; por ejemplo, para encontrar y mantener la posición más cómoda.

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EAG

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EL SIGNIFICADO DE LAS CARITAS DE TU BEBÉ

Sus ojos, su sonrisa, su forma de arrugar la nariz son gestos que indican las emociones del niño. Te enseñamos una interpretación de sus sentimientos, tan solo observando su carita.

Curiosidad, alegría, enojo: los niños también tienen estas emociones y las comunican a través de la sonrisa, del llanto y de la expresión de su rostro. Se trata de un lenguaje universal que, en teoría, debería ser común a toda la humanidad. Sin embargo, un estudio internacional llevado a cabo en la Universidad de Glasgow (Reino Unido), demuestra que las culturas y los gráficos geográficos pueden corresponder a diferentes interpretaciones de las emociones básicas, que son la felicidad, el miedo, la sorpresa, la rabia, la tristeza y el enojo.

¿Sabes interpretar lo que el pequeñito siente? Para captar el momento en el que el niño podría comenzar a llorar o sonreír, debes concentrarte en la parte derecha de su rostro. Un estudio realizado en la Universidad de Padua (Italia) indica que, en esta parte, es donde se concentra la mayor actividad contráctil de las facciones de los bebés, inclusive durante el sueño.

Sorpresa

Ojos muy abiertos, cejas arquedas y boca abierta

La emoción puede transformarse en miedo o en algo positivo. Por ejemplo, el niño sabe que una caja es un objeto y, por lo tanto, se sorprende o se arrepiente, si ésta se abre y aparece un payaso saltando. Los especialistas que han estudiado el comportamiento de los bebés han notado que, si la madre es la que está enseñando la caja al bebé, el ritmo cardiaco del pequeño se hace un poco más lento. Por el contrario, si se trata de un extraño, el ritmo se acelera de manera considerable.

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Curiosidad

Ojos muy abiertos, una mirada que sigue a la fuente de interés y labios separados

Está fascinado por un objeto, pero, cuidado: se puede aburrir en cualquier momento. Según los expertos, si mostramos al bebé una serie de imágenes de caras felices, su interés volverá a despertarse con una muestra triste. El interés del niño debe estimularse siempre: a través de acciones simples y repetitivas como tirar objetos al suelo, gracias a las cuales aprende las causas lógicas, como la causa y el efecto.

Sospecha

El pequeño se aferra a su mamá, está un poco rígido y con la mirada fija

A los seis meses de edad, al bebé ya no le gustará todo el mundo. Y, si un extraño intenta mirarlo a los ojos, se da la vuelta y comienza a llorar. Es mejor esperar que sea el bebé quien mire primero. La sospecha no se debe menospreciar, ya que esta reacción es una señal de su desarrollo y significa que el niño percibió la intrusión en su espacio vital y respondió con desconfianza.

Enojo

Rígido y con los ojos apretados

El llanto es agudo. ¿Los motivos? No logró llegar a ningún objeto, se intentó desplazar hacia delante y hacia atrás, no puede hacer algo, o bien, no puede realizar una acción que ya había hecho otras veces. La ira nace cuando se impide la “intención de una acción”. Nunca debes dejar a tu hijo con este sentimiento pensando que solo pasará. Háblale y mécelo para que se tranquilice.

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Alegría

Se ilumina la cara, sonríe y ríe a carcajadas

¿Qué provoca su risa? Un estudio norteamericano llevado a cabo con diez niños de 4 a 12 meses, descubrió que la mayoría de los bebés se reía con los estímulos más fuertes, mientras que el resto lo hacía con las situaciones inesperadas. Pero, ¿por qué antes de los cuatro meses no existe el sentido del humor? Porque se deriva del contacto de lo que se espera con lo inesperado y, a esa edad, los límites entre las dos sensaciones no están bien definidos.

Miedo

Puede permanecer inmóvil o llorar hasta temblar

A partir de los cuatro meses, tener miedo es inevitable y fisiológico porque a esta edad las áreas del cerebro que experimentan las emociones han madurado. Pero, para que su rostro dibuje algo más que la incertidumbre, hay que esperar al octavo mes. Según algunos estudiosos, el miedo está alimentado por el propio miedo, por lo tanto, es necesario haberlo experimentado, fijado en la memoria y, más tarde, reencontrarse con él.

Tristeza

Incluso los bebés de pocos meses pueden sentirse tristes

Asimismo, reconocemos la tristeza en el rostro de los demás. Investigadores de la Universidad de Berkeley (Estados Unidos) llevaron a cabo el siguiente experimento: después de enseñar a niños pequeños a los nueve meses una foto de un rostro feliz y otra de un rostro triste, determinaron que la mirada de cada niño permanecía fija durante más tiempo en la expresión que correspondía a su estado de ánimo en ese momento.

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